Día del Migrante

Millones de venezolanos hemos tenido que abandonar forzosamente nuestro país, víctimas de la peor crisis multidimensional que haya sufrido el continente en su historia reciente. A partir de esta tragedia, millones nos vimos obligados a empezar de nuevo, convirtiéndonos en parte de una historia global que, aunque diversa, comparte la tragedia del desplazamiento forzado.

A lo largo de los años, lo que comenzó como un acto de solidaridad hacia los migrantes ha sido reemplazado por la condena. La agresión del régimen de Nicolás Maduro no se limitó a despojarnos de nuestros hogares y derechos fundamentales como la identificación, la libertad de movimiento y el voto, sino que también articuló a su brazo armado que hoy amenaza a la región a través del crimen organizado. Esta agenda despiadada ha empañado el valioso aporte de millones de migrantes, a quienes nos han impuesto como cargar las atrocidades de esos pocos que son parte de las razones por la cual hoy estamos fuera de nuestro país.

Hoy, en el Día Internacional del Migrante, las voces que condenaban a quienes obligan a los pueblos a huir han sido silenciadas por propuestas sangrientas dirigidas a las víctimas de estas tiranías. Propuestas que, en vez de buscar soluciones, incluyen actos tan aberrantes como disparar contra madres y niños que piden refugio o sembrar minas antipersonales que acaban con vidas inocentes. En este contexto, se invisibiliza el rostro de los cientos de trabajadores migrantes que contribuyen al desarrollo de las naciones que los acogen, mientras se pone el foco únicamente en los líderes de bandas criminales, cuyo único vínculo con los migrantes es la nacionalidad.

Es momento de transformar los episodios difíciles en oportunidades para crecer como seres humanos. Hagamos de nuestros pequeños entornos espacios de convivencia, donde la diversidad sea un motor de desarrollo y comprensión mutua. No perdamos de vista que, más temprano que tarde, la realidad cambiará. Todo lo vivido, aunque doloroso, será un aporte valioso para la reconstrucción de la Venezuela que tanto anhelamos.

Editorial
El Inmigrante.

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